domingo, 15 de agosto de 2010

¡Baja acá!

Y Jesús vuelve, como dice la Biblia.

Se aparece sobre una nube, y la gente sale a verlo.

"Pecadores, he regresado."

La gente esta extasiada, levantan las manos, cantan himnos y alabanzas.

"He visto su sufrimiento yo soy el camino a la vida."

Aplausos, gritos, lágrimas de felicidad.

"Porque están sumidos en su inmundicia y no son nada."

El ruiderío baja, manos que se quedan quietas en un aplauso inconcluso.

"Solo mírense a sí mismos no son nada, se merecen la pobreza."

Ojos muy abiertos viendo hacia arriba. Bocas a medio abrir.

"Ignorantes y estúpidos, no son capaces ni siquiera de ir a cultivarse a donde hay libros."

Corazones rotos. Miradas de desconcierto entre la gente.

"¡Mediocres! ¡Flojos! ¡Bestias ingobernables, se merecen el yugo sobre su cuello!"

Ojos vidriosos. Puños cerrados.

"No son más que merecedores de la venganza y de mi fuego divino. ¡Me dan asco!"

Ahora la gente, con dolor en la mirada e ira en la voz.

"¡Baja acá, baja acá! ¡Y siente lo que es nuestra vida!"

Responden con feroces sonrisas, haciendo señas con la mano que lo invitan a bajar.

Pero éste les mira con desdén, hay una sonrisa burlona en su mirada.

Así que la gente va por cuerdas, cuerdas muy largas, muchas cuerdas.

Las avientan hacia arriba y lo prenden.

Jalan fuerte entre todos y derriban al Señor.

Que cae estrepitosamente a los adoquines de la calle.

La gente se va indignada dejándolo solo.

Jesús se desata y se levanta con el rostro sucio con tierra.

Sucio con lágrimas, sucio con sangre. Sucio y sin milagros.

Tiene hambre y busca trabajo.

Pero parece mendigo y no tiene casa.

"¿Treinta y tres años? Rechazado, está usted muy viejo"

"¿Carpintero? No señor váyase, todos los puestos están ocupados."

El cristo deambula por aquí y por allá, pasa y pasa el tiempo.

Ha perdido el orgullo y la altanería no visita más su maltratado rostro.

Vienen su vida mujer e hijos.

Consigue al fin un trabajo en una fábrica. Con paga mínima compra escasa comida.

Llega exhausto, no tiene ánimos para verse tan pulcro como quisiera.

Con las horas extra apenas consigue un poco más; pero no tiene ganas ni de agarrar un libro.

Apenas si pasa tiempo con los suyos.

Sus manos están cansadas, los pies le duelen, el capataz lo fustiga y se burla:

"¿Qué pasa Chucho, que no puedes salir de la pobreza?"

Olvida sus buenas y refinadas maneras, ya no sirven.

Sumido en la pena, en la desesperación y la miseria vive el resto de su vida.

Una vida gris, una vida mediocre termina entre los vapores del alcohol y el humo de las fábricas.

Ha muerto un don nadie.

Pero nuestra historia no termina mal.

Al fin y al cabo:

La gente ha aprendido a usar cuerdas.

5 comentarios:

  1. Y Jesús se levantó y vió commo era la vida y decidió dejar de ser dios y convertirse en hombre.

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  2. Las fabulas, fabulas son, pero no veas como enseñan, ahora apliquemos la historia a Pápas, Cardenales, Obispos y a todos lo que excusandose en la debilidad del ser humano, no dan ni un palo al agua.

    saludos canarios

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  3. Ja. Creo que asi seria si Chucho bajara en México, pero... nadie con 2 neuronas bajaria aquí... Lo haría en Suiza, u otro lugar de esos...

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  4. Y que triste que esas mismas cuerdas no las hayan usado todos para subir y ser tmb dios... no crees?

    Saludos!

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  5. Queridos amigos, han dado en el clavo.

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