miércoles, 11 de agosto de 2010

El salto

Hace años, no recuerdo cuantos, estaba en un lugar donde se celebraban servicios religiosos. Fue precisamente allí, sentado oyendo al presbítero, donde decidí abandonar la guía de la religión. Entonces lo supe, estaba por empezar un viaje incierto a un destino desconocido. Nunca olvidaré la emoción que sentí entonces, esa euforia. Dejar aquella vida cómoda, estable y predecible, para dar el salto a la aventura.

Ahora lo analizo y, al ver el pasado, y hacia adelante en el tiempo, puedo decir una cosa:

No me arrepiento.

3 comentarios:

  1. Ojalá yo pudiera hacer lo mismo. Liberarme de tantas ataduras para ir por el camino sin nada que me entorpezca el andar.

    Algún día... yo también seré libre.

    Lo prometo.

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  2. Chido...
    Yo alguna vez he ingresado a ver si hago lo contrario a ti, entrar en lugar de estar fuera,(siempre me he preguntado: bueno y todos estos que pedo, por qué les gusta, que regalan, ta muy chido o que onda) pero esos tipos no convencen sino a los ciegos, idiotas y demás brillantes personas. No se... tal vez la cienciología o alguna otra más exotica.
    Saludos.

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  3. Con la religion me paso como con los Reyes Magos, un dia me di cuenta que solo era un cuento inventado a gusto y beneficio de todo el poder eclesiastico, y no estoy para cuentos.
    saludos canarios

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